lunes, 18 de mayo de 2009

Lonely Planet: Huizúcar

Huizúcar es un pueblo trabado entre las montañas y el mar. Cerca y lejos de San Salvador... Hace unos 18 años lo conocí por primera vez y a regañadientes. Y hace un par semanas regresé, ahora preguntándome: ¿Qué efecto tuvo en mí Huizúcar?


No logro recordar si fue sábado o domingo. Pero seguro fue un fin de semana que mi papá me ordenó subir a su pick-up subaru color gris. Era todo un ranger ese carrito. Yo no quería ir. Porque mi papá siempre ha sido vago, un back-packer tan estoico que prescinde de mochila. Siempre le ha gustado conocer pueblos, polvaredas, charcos, selvas y manejar hasta donde la gasolina y la luz del día alcancen.

El viaje no podía ser distinto a otros: 15 kilómetros de pedruscos, charcos, moscas y desolación. Después del zarandeo llegamos a Huizúcar. Un pueblo de cielo encapotado que entristece aún más su pobreza. Mi papá tuvo una cortesía: me compró una gaseosa en bolsa. Mientras la bebía sentado en una acera me dijo que íbamos a ver unas cascadas a pie. Yo pataleaba de enojo. Entonces el pueblo se iluminó con un gran relámpago seguido de viento y un rayo ronco. Unas gruesas y frías gotas empezaron a mojarlo todo. Corrimos empapados hacia el único lugar que ofrecía techo: el portal de un convento en la cima del pueblo. Un cura nos hizo pasar al convento. Olía a loza recién mojada y madera. Ahí vi un montón de santos de expresión constipada en el suelo. Como era travieso abrí una puerta y me topé con lo que nunca antes había visto: un enorme retablo de revuelos dorados, atiborrado de santos viendo hacia el cielo, vigas labradas, un sillón con un águila bicéfala... El religioso me explicó "antes estaba todo bañado de oro, pero los soldados se quedan a dormir aquí y han raspado el oro porque creen que lo pueden vender". No me costó creerle. Eran tiempos de la guerra.
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Luego me explicó que la iglesia había sido levantada en 1785. En un período histórico llamado colonial. Que los nueve altares eran así de barrocos porque los españoles buscaban impresionar a los indígenas para convertirlos. Y me sentí indígena. Me impresioné. Más por el arte, que por el dogma. Luego me sentí cura en pleno 1785. Medía distancias, imaginé que los primeros católicos en llegar a Huizúcar se sentían aislados, entre relámpagos y selvas. Y que al menos debieron sentirse reconfortados en este pedacito de refinamiento, y creo que de fe.
Al regresar a mi casa no dejé de pensar en Huizúcar. Me preguntaba de dónde sacaron el oro de los altares si El Salvador nunca ha sido un país minero. Cuánto trabajarían los indígenas en ayudar a levantar la iglesia. ¿Que tipo de árboles utilizaron? ¿Se impresionarían tanto los indígenas como yo? Porqué estaba todo en un lugar tan aislado. Mi conclusión: lo que me sabía a terrible novedad, era en realidad antiguo. Descubrí que no vivía en un "lonely planet", de selvas sin historia humana, sino en una tierra antigua. De pasados insondables, de antepasados mayas, aztecas, españoles...Y mi intriga solo conseguía crecer.
Después de Huizúcar creo que salí más con mi papá. Cada pueblo que visitábamos le pedía que se detuviera frente a la iglesia. Ahora él a regañadientes. Me tenía que esperar para hacer mis inspecciones. Las iglesias que no eran como la de Huizúcar me decepcionaban, como la de Usulután, La Unión... Con el tiempo me hice un poco ateo. Entraba sin persignarme solo para ver altares y salir escupido. Luego de ir a Guatemala y México me hice clásico. Un niño estrafalario con gusto por lo rancio, por lo barroco. Medio anacrónico. Hace unas semanas iba manejando del trabajo a mi casa. Vi el letrero que apuntaba a Huizúcar. Me entró cosquillas y llevé mi Kia hasta allá. Ahora el camino tiene asfalto y concreto. El cielo sigue encapotado. La vegetación igual de selvática. El pueblo tiene aspecto menos pobre que el de antes. Preguntando llegué a la iglesia, allí, en la cima de Huizúcar por siglos. Encontré que se han robado casi todos los santos llorones, con pelos de muerto, que vi. Pero los vi en mis recuerdos. Y me sentí en éxtasis como virgen.
Antier volví, por tercera vez, a Huizúcar. Me fui desde mi casa en bicicleta. 22 kilómetros redondos. El camino es tan solitario como extenuante. Un tortuoso sube y baja. Entre la montaña y el mar, Huizúcar me recibió con una procesión de medio kilómetro de penitentes que llevaban palmas con flores ensartadas. Oí pitos y varas de cohete. Entendí que yo también me he convertido en peregrino. En penitente a voluntad. En imagen de rostro constipado, como de talla colonial mestiza. Entendí que soy de los que también va en perenne procesión rumbo a la iglesia de Huizúcar.



7 comentarios:

  1. Si fuera por mi, saldría todos los fines de semana a inspeccionar y maravillarme con los pueblos polvientos.

    Me encantó la crónica, que ganas!!!
    Saludos

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  2. Ay, Carlos, te amo con tus altares barrocos.

    Nunca había visto algo tan tuyo como hoy.

    Llevame a Huizucar!!

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  3. Al igual que a tí, Huizúcar me dejo algo. Algo que hará que algún día vuelva a cruzar el charco para poder caminar hasta el Huiza otra vez, para dar un paseo por esas calles empedradas camino de la iglesia. Y encontrar algún amigo que aun me reconozca.

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  4. Carlos, hoy es primera vez que leo tu blog y me ha gustado mucho. Me encantó la historia de Miss Cactus y también la de con qué imágenes ves palabras como Republicano, etc. Esta de Huizúcar me tocó el corazón. Gracias.

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  5. Me complace que te haya gustado ese pedacito de cielo (para mi lo es), mi querido pueblo Huizúcar, talvez para algunos no sea la gran cosa, pero si vieran la paz que se respira, se ve y se siente al llegar, luego de salir de la estruendosa san salvador me entenderian. Los invito a que se den una vuelta y conozcan la bien descrita belleza de la Iglesia y se den un refrescante baño en las cascadas.

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  6. hola me llamo Angela y al igual que tu papà me gusta visitar algunos pueblos de nuestro pais y aunque no lo creas tengo mas de 45 años de residir en San Slvador y no conozco Huizucar aunque conozco muchos de los puebls mas alejados de San Salvador y encontre tu comentario por que presisamente estoy buscando la ruta de como llegar a Huizucar, Tengo 60 años y hasta hace poco manejo , es por eso que no me hubico muy bien.

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  7. Hola! deberias de publicar mas cosas nuevas e interantes de Huizucar!
    Lo conoci en el 2008 y regrese en febrero de este año! estoy encantada! que pueblo mas lindo!, aunque no tuve la oprtunidad de visitar la poza, xq me dijeron que era un poco peligroso...
    A Huizucar lo llevo en mis venas! es una belleza de este terruño salvadoreño, Y esa iglesia me trae tantos recuerdos como no tienes idea.
    Te la ganaste felicidades!

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