El desempate

Ayer vi a unos patos empatados. Ambos iban rumbo al charco. Se veían enamorados. Como el pato Donald y Daisy. Como Tony y Ana Ligia. Como Batman y Robin. Paul McCartney y Lynda. Eneas y Benitín. Los Melaza...

-Tener pareja debe ser cosa de biología, más que de amor -pensé

Biología. Amor, no sé.

Esto del amor es complejo. Veo a un par de patos y me pregunto que porqué no me doy el chance... Luego pienso en cuánto se sufre. Cuánto se goza. Cuánto se desea. Cuánto Listerine se usa. Cuántas neuronas y hormonas se gastan. Cuánto se espera por una llamada de teléfono. Y cuánto hay qué pagar a Telefónica. Cuánto se llora. Cuánto se dice y se calla. Y qué difícil resulta olvidar. Y Qué fácil es mandar todo a la mierda. Qué cínico se hace uno. Todo eso me desenamora del amor. Pero ver patos me ha hecho volver a preguntarme...

Le pregunté a mi hermana que cómo debía ser mi pareja y me dijo:

-Debe tener la dentadura completa.

-Que trabaje y estudie.

-Que me quiera. Y quiera a mi familia.

-Que sea inteligente y no tan fresa (con vos, Carlos, suficiente)

Luego, le llamé a mi abuela, por teléfono, y que cómo debía ser:

-Que te cueste. Tenés que salir de caza. Engatuzar. Poner el queso en la ratonera y esperar a que la rata mordisquee el queso Petacones.

-¿Pero y si no me gusta la rata que cae en la trampa?

-Hmmm...Carlos y ¿vos te fijas mucho en la apariencia?

-No sé...

-Pues me preocupa eso. A tu edad ya deberías saber que la rata más chele no es siempre la mejor. Estas esperando el amor a primera vista. Y no. El amor debería surgir con el conocimiento mutuo. Quien quita y esa rata te lleva a conocer la felicidad.

-Abuela usted es genial.

-Ya vieja soy genial. Si estuviera joven como vos fuera genialísima.

...Quisiera un noviazgo. De esos de película. Donde el destino nos bifurca y nos reencuentra a la vuelta de la esquina, en el semáforo, o en el súper. Un amor más subjetivo que tangible. Que baste verse a los ojos. Dormir y poder decir -así- más cosas que despiertos. Vivir rodeados de pinos. Ventanas francesas. Libros. Bicicletas. Botellas (vacías). Risas. Peleas. Band-aids. Que no importe que yo quiera estar descalzo todo el tiempo...y que tenga el cachimbo de zapatos.

Me asusta estar envejeciendo y no tener a nadie al lado. El príncipe Carlos, a mi edad, ya había conocido a Camila Parker, su gran amor. Así que he pensado en las relaciones anteriores. Resucitarlas. Darles respiración de boca a boca. Pero me parece loco eso. ¿Y que tal si ya me olvidaron? ¿Y si yo no soy el gran prospecto?

Lo mejor será seguir algunos consejos de mi abuela. Solo algunos. Todavía confío en el corazón. Alguien habrá allí afuera para mi. Hasta un despistado como yo debe tener su medio zapote. Mi hermana dice que valla a Inglaterra, que allí está el amor que busco, que porque soy excéntrico y me gusta Coldplay y Travis (qué lógica). Quizás y debería buscar en Mongolia Septentrional. En Etiopía. En Oslo y en Seúl. Tal vez en Nueva Delhi. Y si el amor está en la selva Lacandona? No creo que el amor esté en Acajutla, ni Cutuco. Y por el Caribe peor. A lo mejor siempre ha estado aquí en San Salvador.

Tengo atracción a la tradición. No estaré soltero tanto tiempo. Soy un pato. Creo que estoy saliendo de una meditación añeja, ancestral. He madurado algunas ideas. Estoy listo para decir Cuack Cuack, solo falta enamorarme.